La decisión de la consejera de Universidades de la Generalitat, Gemma Geis, de fichar como asesor en materia de políticas estratégicas del departamento a un joven de 22 años, sin experiencia previa y con dos carreras que no ha terminado, levantó una fuerte polvareda. No porque no se crea en el talento joven, sino porque las responsabilidades que debía asumir no encajaban con el perfil que presentaba el elegido, cuyo peso principal era el de ejercer de tertuliano. Además de generar otro roce entre los socios de legislatura por las tesis liberales que defendía. Pero la apuesta hace aguas cuando el propio Alexànder Golovín ha presentado su renuncia tan solo 72 horas después de que se anunciase su fichaje.