Artur Mas se puso el independentismo por montera, después de intentar negociar durante cinco minutos con Mariano Rajoy un pacto fiscal que bendecían una amplia mayoría de empresarios catalanes. Eso ocurrió en 2012, pero cinco años antes, cuando era jefe de la oposición, el convergente renunció al traspaso de la gestión del aeropuerto de El Prat que ahora exigen los partidos independentistas, cuando negoció el Estatut con José Luis Rodríguez Zapatero. Posiblemente dio prioridad a otros aspectos más identitarios.