Pere Aragonès debe demostrar que es capaz de soltar lastre, no solo de Carles Puigdemont, el referente del independentismo unilateral que cuestiona la Mesa de Diálogo con el Gobierno. También de Oriol Junqueras, pues ERC necesita de un liderazgo sólido, sin bicefalias, que evite un doble discurso sobre la hoja de ruta a seguir para salir del atolladero secesionista.