El Govern lanzó en 2018 uno de los concursos públicos más importantes por lo sensible de la materia y lo cuantioso de la licitación, la concesión para encargarse de todas las terapias respiratorias de los pacientes que las requieran. Con todo, ambas cuestiones no evitaron una concatenación de problemas por los fallos en la redacción del pliego de condiciones y la elección inicial de una empresa que se temía que hubiera realizado una baja temeraria en su oferta, una duda fundamentada que no se podía dar en un servicio vital para la supervivencia de los enfermos.
Ahora, tres años más tarde, el CatSalut ha conseguido adjudicar el primer lote concursado, el de la oxigenoterapia pediátrica. La institución que ahora preside Gemma Craywinckel parece que ha superado un error de gestión pública que se arrastraba desde hacía demasiado tiempo y se había enquistado.