Cercado por los problemas financieros. Y también por la Gendarmería francesa, inquieta por la posible presencia de Carles Puigdemont en Prada y las medidas de seguridad anti-Covid por posibles aglomeraciones. Pero el expresidente catalán ya no está para dar grandes mítines. Su estrella se apaga, igual que su cuenta corriente. Las argucias independentistas para financiar su estancia en Waterloo han fracasado, como demuestra que este año Hacienda no haya detectado objetores fiscales dispuestos a derivar sus impuestos a la causa del fugado.