La Consejería catalana de Salud ha dado síntomas de seguir una estrategia errática en algunos aspectos momentos de la pandemia, como con los cierres de restauración u ocio nocturno, la falta de previsión de la quinta ola o el desastre de los festivales de verano.
Ahora, este departamento de la Generalitat ha cumplido su parte abriendo la vacunación sin cita previa a un mes de inicio del curso escolar y en pleno verano, facilitando que familias con y sin hijos se inmunicen contra el Covid-19. Será para paliar el desinterés del verano o para cubrir las dosis extra que llegan, pero el movimiento es positivo para avanzar hacia la ansiada inmunidad de grupo. Es de justicia reconocerlo.