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El Área Metropolitana de Barcelona (AMB), presidida por Ada Colau, ha puesto en marcha un proyecto para controlar con quién se reúnen los alcaldes que constituyen la entidad supramunicipal. El programa analizará el género y la adscripción política de los participantes en los encuentros. El AMB justifica esta actividad fiscalizadora en nombre de la transparencia, pero los afectados lo consideran una suerte de espionaje. Lo más curioso de todo es que ese celo que la administración supralocal exige a los munícipes no se lo aplica a sí misma, donde la transparencia brilla por su ausencia.