Rafael Ribó, Síndic de Greuges en Cataluña, deberá esmerarse para explicar por qué una reforma de la sede pagada con dinero público incluyó la construcción de una "piscina", según fuentes del entorno del ejecutivo, o una "lámina de agua", según la explicación oficial de la institución. Se trata de una alberca de 40 centímetros de profundidad visible desde las ventanas de su despacho.
Los organismos públicos deberían dar imagen de contención en el gasto, máxime cuando se trata de dispendio aparejado a la caja común y aún persisten los recortes que se aplicaron en la anterior crisis económica. La obra en la azotea de la Sindicatura se aleja de este valor.