Cuando pensábamos, con cierta ingenuidad está claro, que habían quedado atrás los aspavientos independentistas, aparece Pere Aragonès y decide plantar al Rey en una cena con empresarios. Y como no podían ser menos, el vicepresidente Jordi Puigneró y el consejero de Economía, Jaume Giró, también han rehusado. En última instancia, casi por descarte, acudirá la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà. Ese no es precisamente el tono que exige el mundo económico a un presidente catalán que ha prometido diálogo.