La apertura de una sala de lactancia en el Parlament, a disposición de los miembros electos de la cámara catalana, de los trabajadores y de los visitantes, es un gran acierto. Pero también sería deseable que los horarios de las sesiones parlamentarias garantizaran la conciliación entre la vida familiar y laboral. ¿Dónde quedó el proyecto de reforma horaria impulsado por el Govern?