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Leo Messi es el mejor jugador de la historia del Barça y uno de los más aclamados de la historia del fútbol mundial. Lo sabe y, al mismo tiempo que mantiene con vida al equipo en la pelea por la Liga, debería ser un ejemplo fuera del campo. Siempre. Por ello, no se entiende que, en plena pandemia, invite a toda la plantilla a su casa, saltándose los límites de reunión vigentes en Cataluña. Aunque, a fin de cuentas, es un sinsentido que comparta vestuario y celebraciones con sus compañeros en el campo y, después, no pueda verse con ellos para comer.