La demanda de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de que el confinamiento que se aplique en la capital catalana no sea comarcal es sensata y debería ser tenida en cuenta por parte de la Generalitat. No es nueva, ya que ediles de todo el territorio han clamado contra el café para todos que aplica el Govern en las restricciones necesarias para frenar la expansión del coronavirus.
Es necesario que los independentistas tengan en cuenta la realidad de cada zona para desarrollar un plan que proteja de forma efectiva la salud de las personas y, a la vez, sea lo menos lesivo posible para la actividad económica. Un encierro metropolitano en Barcelona tiene tanto sentido como otras medidas aperturistas en territorios con una afectación menor del virus. Se debe analizar cada caso.