Independencia constitucional
Cuando ya nadie se acordaba de él ni de por qué le buscaba las cosquillas la justicia, Joan Josep Nuet (Reus, 1964) ha sido juzgado por su participación en una mesa de independentistas previa a la charlotada de Carles Puigdemont de octubre de 2017. Por lo que he podido ver en televisión, he encontrado al amigo Nuet muy cambiado, conceptualmente hablando. Si antes se rebotaba cada vez que lo dejaban fuera de la acción judicial por no ser independentista --nunca se había visto a nadie con tantas ganas de que lo empapelaran, francamente--, ahora ha optado por la prudencia y por intentar alejarse todo lo posible de sus compañeros de mesa, indepes de manual todos ellos. Ha insistido Nuet en que no es independentista, aunque se haya tirado unos años comportándose como tal, y hasta se ha sacado de la manga una explicación para su participación en la performance que es de traca: ahora resulta que Nuet siempre intentó alejar de aquella mesa maldita el fantasma del independentismo, y que lo hizo tratando de encajar éste en el marco constitucional.
¿Perdón? ¿Cómo dice? ¿Una aproximación constitucional al independentismo? ¿Y eso cómo se come? Suena a incluir a los carnívoros entre los vegetarianos porque es suficiente con cierta amplitud de miras para contemplar esa posibilidad. Independentismo constitucional. Lo que hay que oír…Las cosas que se inventa la gente para tratar de salirse de rositas ante un tribunal. Aunque si tenemos en cuenta la particular evolución política del señor Nuet, igual todo acaba adquiriendo cierta lógica. No olvidemos que este señor empezó de comunista (en el PCC, el club de los estalinistas catalanes), luego se pasó a los comunes, después se inventó una escisión llamada Sobiranistes y, cuando lo echaron de Catalunya en Comú, se apuntó a Esquerra Republicana y empezó a flirtear con el independentismo.
En un nuevo quiebro ideológico, ahora parece que Nuet nunca ha sido independentista y que su presencia en la mesa de marras tenía únicamente por objeto devolver al redil, gracias a la mano de santo de la Constitución, a los cebolludos que lo acompañaban y que no deben estar muy contentos con él, pese al invento --extravagante, pero resultón, por lo menos a un nivel surrealista-- del independentismo constitucional.
El juicio a Nuet ha pasado bastante desapercibido entre la formación (o no) del gobiernillo catalán, las elecciones anticipadas en Madrid por IDA y la dimisión de Pablo Iglesias como vicepresidente del gobierno para frenar al fascismo (o algo parecido), pero los que asistimos asombrados a sus quiebros conceptuales de los últimos años nos hemos quedada pasmados ante el cuajo que ha desarrollado nuestro hombre. Junto a “monarquía republicana” o “catolicismo agnóstico”, “independentismo constitucional” se ha convertido en una de mis contradicciones favoritas. ¡Aúpa, Nuet!