El preacuerdo de ERC y la CUP para que los antisistema apoyen la investidura de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat es un error. Recuperar el callejón sin salida del referéndum tras el fracaso del procés, desarmar a los Mossos d'Esquadra en plena ola de violencia y ponerse del lado de los okupas, no es precisamente una apuesta por la moderación, la prosperidad y la convivencia en Cataluña.