Usar un término como “gilipolleces” para hablar de la gestión de un gobierno debe estar muy ponderada. En esta ocasión, Matías Carnero no podía haber elegido una palabra más acertada para describir el plantón pueril del Ejecutivo catalán a la mayor inversión industrial del territorio en años porque se había invitado al Rey al acto institucional. La decisión ha creado un profundo malestar en Seat, tanto entre los trabajadores como en la dirección del grupo, hecho que constata el presidente del comité de empresa.
Carnero, que también preside UGT de Cataluña, conoce el gigante Volkswagen y su automovilística española como la palma de su mano. Ha participado de forma activa en la transformación del grupo, que ha pasado de ser una marca low cost a convertirse en una de las enseñas con mayores ventas destinada a un público joven en la amplitud de su término --desde los que se acaban de sacar el carné de conducir a familias--, además de contar con una spin off deportiva consolidada como es Cupra. Es decir, es una apuesta clara del gigante alemán con la firma de Martorell. La voz del sindicalista es una de las más cualificadas para narrar el malestar que hay en el grupo con el nuevo gesto independentista.
El Govern en funciones ha mostrado que se siente incómodo con su plantón. Las palabras de Carnero confirman que ha quedado en muy mal lugar.