La apuesta de Seat por el coche eléctrico va en serio. El ambicioso proyecto se basa en una alianza del Grupo Volkswagen con Iberdrola de la mano del Gobierno. La visita del Rey y del presidente Sánchez al macrocomplejo de Martorell es una muestra más del impulso decidido por todas las partes implicadas a esta iniciativa empresarial fruto de la colaboración público-privada.
Los planes de la automovilística presidida por Wayne Griffiths también pasan por montar una planta para la fabricación de baterías. La intención de Seat de liderar la transformación económica del país a través de la movilidad sostenible es una buena noticia y una oportunidad histórica que las administraciones públicas no deberían desaprovechar ni torpedear.