El catedrático Germà Bel, exdiputado del PSC, exdiputado de JxSí y actual forofo de JxCat, personifica como pocos personajes la deriva de la política catalana de estos momentos. Le importa nada superar las líneas rojas más elementales de la ética, como cuando en plena crisis de orden público en las calles de Barcelona, acusa a los Mossos d'Esquadra de actuar con el propósito de influir en la formación del nuevo Govern.
Su hiperactividad en las redes sociales (42.100 tuits, y subiendo) pone al descubierto el tiempo libre que le permite su bien remunerado empleo público --ahí sigue sin dolerle poner la mano a la Hacienda española, pese a su independentismo-- y la amargura retorcida de sus comentarios, siempre hirientes, sectarios y precipitados.
Su prestigio, si alguna vez lo tuvo, ha caído por los suelos en ese empeño enfermizo por mantener una imagen progresista cuando en realidad apoya al nacionalismo más xenófobo y elitista.