Que los Mossos d’Esquadra usen pelotas de foam y no de goma fue una decisión tomada para evitar daños como la pérdida de un ojo por los incidentes que se dan en las cargas de los antidisturbios. Parece ser que no ha sido el cambio más adecuado, como se infiere de lo ocurrido en la primera manifestación en Barcelona para reclamar la libertad de Pablo Hasél.
Estaría bien que se abriese este debate sin apriorismos. Buscar una alternativa que garantice que se minimicen este tipo de accidentes es complejo, pero es también responsabilidad de los agentes de la autoridad y de sus cúpulas políticas. Aunque éstas sean desautorizadas incluso por su propio partido político.