El secretario de Salud Pública ha avanzado una medida que, en principio, puede ser muy positiva: la posibilidad de usar el Camp Nou como centro de referencia para la vacunación masiva de catalanes a medida que más colectivos se añadan al plan de inmunización del coronavirus. Es una infraestructura del tamaño suficiente, las entradas y salidas pueden ser escalonadas y está bien ventilado.
El problema es que lo ha planteado como un espacio que seguro que atraerá a gente que no está del todo convencida porque “le hará ilusión” entrar. Quizá le sorprenda a Argimon, pero no todo el mundo es del Barça en Cataluña. A algunos incluso puede ser que ir al Camp Nou les produzca el efecto contrario. ¿No sería mejor limitarse solo a los beneficios sanitarios que pueden presentar las instalaciones?
En cuanto a proponer la Sagrada Familia, él mismo ha desechado la idea tras anunciarla. ¿Quizá por ser demasiado improvisada?