El Ayuntamiento de Barcelona ha borrado por error un mural que era crítico con el rey Emérito y que defendía a Pablo Hasél. Más allá de la valoración de la actuación de arte urbano en sí --a algunos les encantará y a otros no--, cabe recordar que se hizo en una pared habilitada para este fin y que no se había generado ningún conflicto con esta creación en concreto, como sí ha ocurrido con otras.
Se pueden pedir disculpas públicas por una retirada que incluso desde el punto de vista del partido en la alcaldía de Barcelona es contraproducente. Más, en campaña electoral. Pero anunciar a renglón seguido que se invertirá dinero municipal en contratar al artista en cuestión para que lo rehaga, genera aún más polémica. Seguro que encuentra proyectos más interesantes en los que intervenir, incluso para fomentar el arte urbano en la ciudad.