Legislar sobre una cuestión que afecta a un derecho fundamental requiere finezza. Ya se había advertido de las carencias del decreto ley que suspendía las elecciones del 14F por cuestiones sanitarias y anunciaba que se celebrarían el 30M, pero sin dar ninguna referencia sobre los motivos de que esta nueva fecha daba más tranquilidad ante la expansión de la pandemia de coronavirus.

Ahora, el TSJC lo ha dejado sin efecto de forma temporal mientras analiza los pormenores del escrito. Lo hace por la reclamación de medidas cautelarísimas y deja en manos de la justicia saber cuándo iremos a votar los catalanes. Por ahora, ningún escenario es seguro.

Pero ojo a los discursos partidistas como los de ERC y JxCat para explicar la burocracia judicial e intentar arañar votos. Al final, los únicos partidos que sacarán rédito a la bronca política que se ha instaurado en Cataluña son los populismos. Y, al final, quien pierde somos los catalanes.