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La llegada a la alcaldía de Sant Cugat de Mireia Ingla (ERC), significó un soplo de aire fresco en una ciudad metropolitana dominada durante décadas por la vieja Convergència e incluso salpicada por la trama del caso 3%.
La primera edil republicana comenzó con tino, abriendo ventanas y llevando posibles irregularidades a Fiscalía. Pero ha seguido la tendencia de sus predecesores de librar una batalla por los símbolos independentistas en edificios oficiales. Y las instituciones son de todos, no de unos pocos.