Las estrategias políticas de los partidos pueden gustar o no, pero son válidas siempre que no incurran en ninguna ilegalidad. Y la defensa que hace BComú del movimiento okupa están siempre en el filo de la normativa.
La vivienda es un lujo en la capital catalana y sí que se debería actuar para que, como mínimo, el precio no sea una barrera para el grueso de la población. Pero las iniciativas que el partido de la alcaldesa ha emprendido hasta la fecha solo ahogan más la oferta existente (y provocan lo contrario en cuestión de costes), además de haber dado una protección a las entradas por la fuerza en viviendas que ahora incluso le ha costado un correctivo de la Fiscalía al consistorio. Una mala noticia para toda la ciudad.