Diego Armando Maradona pasará a la historia como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, si no el mejor. Todos los niños aspiraban a ser ese jugador talentoso, un malabarista único. Un genio con el balón en los pies. Él solo ganó un Mundial con Argentina, y él solo conquistó con el Nápoles dos ligas (las únicas que tiene el club), una copa, una supercopa y una UEFA (el único título internacional del equipo). Su simple apellido levantaba pasiones todavía hoy, a sus 60 años, más de dos décadas después de colgar las botas. No es casualidad que se estén produciendo distintos documentales y películas sobre su vida en los últimos tiempos. Y tampoco lo es que su nombre aparezca de forma directa o indirecta en más de 50 canciones. No hay nada parecido en todo el planeta. Sus seguidores incluso crearon la Iglesia maradoniana en su honor. Se apaga una estrella del deporte y una figura mundial.