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Xavier Vendrell, en un afán de autoexculpación, quiso abundar en la idea de que los catalanes son emprendedores, que no necesitan de subvenciones. Y que eso es algo que el Estado español no entiende. Pero las cifras de la Generalitat desmienten al detenido en la operación Voloh. Y también la Oficina Antifraude que, según dice, existe gracias a él.
La Generalitat concede millones en ayudas al año. De hecho se han duplicado desde 2016. Y según ese órgano dedicado a velar por el buen uso del dinero público, la concesión de subvenciones es la actividad peor valorada por los catalanes.