Artur Mas, expresidente de la Generalitat, ha roto su silencio. Lo hizo este lunes con la idea de lograr la unidad del espacio postconvergente. Lamentó que el PDECat y JxCat sean incapaces, por ahora, de acordar una plataforma electoral conjunta, y se mostró “triste, cabreado y decepcionado”, tras anunciar que se queda en el PDECat. Pero él es el máximo responsable de que todo el mapa político catalán haya saltado por los aires en los últimos años, con la conducción de un proceso independentista que no tuvo nunca el mínimo sentido de la realidad.
Cada decisión que Mas ha tomado ha resultado errónea, peor que la anterior, desde el adelanto electoral en 2012 hasta su retirada en 2015, cuando dejó que la CUP marcara la agenda política catalana. Ese es su legado.