Irresponsable. O mejor dicho, temeraria. La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Elisenda Paluzie, prefiere poner en riesgo la salud de sus seguidores a aplazar para mejor ocasión su propaganda independentista.

Movilizar a 48.000 personas --¿cómo las contará, cómo las controlará?-- en pleno rebrote de coronavirus da idea de hasta qué punto puede llegar el delirio secesionista de algunos. Incluso la agrupación de la ANC en Berga ha decidido suspender los actos por el peligro que encierran.