Ernest Maragall está indignado. Y lo está porque, al parecer, ha sido víctima de espionaje, una práctica intolerable salvo en situaciones muy comprometidas y justificadas y que hace muy bien en denunciar.
Sin embargo, igual que su compañero de ERC Roger Torrent, Maragall se ha querellado contra el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán. Pero lo ha hecho sin más pruebas que una sospecha, una intuición de que él está detrás de todo como (ex) responsable máximo de los servicios de inteligencia. Por si fuera poco, el hermanísimo argumenta que ello se enmarca en una persecución del independentismo. La historia de siempre.