Isabel Ferrer, directora general de Protección Civil, lo intenta, pero no lo consigue. La portavoz de facto del Procicat --cuando no explican sus resoluciones los consejeros del Govern-- ha pilotado la implementación de nuevas medidas para frenar el avance de los rebrotes de coronavirus en Barcelona y Lleida.
Ello, por bien que necesario, ha sido ejecutado de forma patosa. El ente de coordinación ha pasado la última pelota a los alcaldes, provocando ua rebelión de primeros ediles. Asimismo, el Gobierno catalán ha tenido emitir aclaraciones y desplegar Procicats territoriales ante la confusión (y contestación) que generan las resoluciones del organismo. Debe mejorar su eficacia y comunicación. Y hacerlo rápido, pues el tiempo apremia.