Su finalidad es ahorrar tiempo al contribuyente, de ahí la importancia de las agencias tributarias autonómicas. Pero en el caso de la catalana, las ínfulas independentistas del Govern han convertido la hacienda catalana, que dirige Eduard Vilà, en una estructura sobredimensionada cuyo coste aumenta día tras día, mientras que la recaudación líquida es prácticamente la misma desde hace años.