Anna Aran Solé puede ser una excelente gestora, tal y como explican quienes han tratado con ella. Pero dirige la región del Servicio Catalán de Salud (CatSalut) en la que ayer se pusieron trabas al Ejército para ayudar a montar un hospital de campaña. Fue en Sabadell (Barcelona).
Ni Solé ni su superior, Adrià Comella --director del CatSalut-- pueden justificar que se renuncie a la colaboración de 40 ingenieros del REI11 de las Fuerzas Armadas profesionales. Porque la ciudad catalana necesita ese hospital provisional para drenar el centro sanitario público Parc Taulí. Los obstáculos de Aran y Comella huelen demasiado a ideología, algo que, en el momento actual, sobra.