Los esfuerzos del vicepresidente del Govern y dirigente de ERC, Pere Aragonès, por evitar una tercera prórroga presupuestaria y sacar adelante las cuentas autonómicas son encomiables. La situación de interinidad no puede alargarse. Sin embargo, está fuera de lugar el mensaje lanzado desde el ejecutivo catalán de que se trata de unos presupuestos especialmente sociales. Lo cierto es que los recortes más relevantes en ese ámbito aplicados por los gobiernos de Artur Mas siguen sin revertirse, especialmente en cuestiones como dependencia, segregación escolar, pobreza infantil y violencia machista. Aragonès debería ser más comedido.