El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado la instalación de una veintena de nuevos radares fijos en las principales calles de la ciudad. La concejal de Movilidad, Rosa Alarcón, ha señalado que la medida pretende reducir el número de accidentes de tráfico y que no está orientada a recaudar más dinero a través de multas. Luchar contra la siniestralidad es un objetivo loable, pero a estas alturas es poco creíble que el afán recaudatorio no sea la razón principal que mueva al consistorio en esta operación. Las autoridades municipales deberían buscar fórmulas alternativas para evitar los accidentes que no siempre pasen por el castigo.
Rosa Alarcón
29 enero, 2020 00:00Addoor Sticky
@cronicaglobal