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La pasividad del presidente de la Generalitat, Quim Torra, ante las acciones del Tsunami Democràtic empieza a ser alarmante. Al dirigente nacionalista parece no importarle que activistas independentistas corten durante un día entero y por la fuerza la principal vía de comunicación con Francia. Las advertencias de los empresarios sobre los devastadores efectos que este tipo de actos tienen sobre la economía catalana han caído en saco roto. A Torra le da todo igual.