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Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, es coherente. Pidió, tras ganar las elecciones en dos ocasiones, en 2015 y 2016, que se le facilitara la gobernabilidad. Ahora lo hace reclamando que se apoye a Pedro Sánchez. No se lo pide a su partido, sino a Ciudadanos. El PSOE y el partido de Albert Rivera sumarían 180 diputados, y podrían poner en marcha reformas de calado. Lo que propone es que se facilite la investidura, sin otras cuestiones a cambio. Es lo mismo que él pidió. Entonces Pedro Sánchez optó por el “no, es no”, exactamente igual que lo que ahora defiende Rivera.