La propuesta del consejero de Enseñanza, Josep Bargalló, de poner en marcha un proceso participativo de medio año de duración sobre los comedores escolares no parece la más acertada. La comunidad educativa teme que esta medida --más propia del populismo de Colau-- solo sea una fórmula para evitar que padres y profesores se pongan en contra de la consejería, como ocurrió en el caso del pacto contra la segregación escolar. Siempre es positivo que en la redefinición de un espacio educativo tan importante con el de los mediodías intervengan todos los agentes implicados, pero algunos de ellos dudan de la buena voluntad del Govern en esta cuestión.