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Jordi Valmaña cerrará el próximo 31 de mayo una etapa de más de trece años en Cementiris de Barcelona. Se prejubilará forzosamente y lo hará por la puerta de atrás, dejando empantanado el caso del derrumbe de Montjuïc, donde decenas de cuerpos siguen sin ser identificados y que ha generado una querella criminal que sigue viva. No es un buen final para un gestor que lleva décadas en el sector funerario.