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El compromiso del consejero de Enseñanza, Josep Bargalló, de revertir los recortes en la educación pública e impulsar nuevos proyectos va en serio. Así lo reconoce la oposición. Sin embargo, el veterano dirigente republicano no ha logrado convencer al vicepresidente económico de la Generalitat, Pere Aragonès --el hombre que tiene la llave de la caja--, de la importancia de apostar por su negociado. Ante la falta de presupuestos, Aragonès ha optado por centrar sus limitados recurso en la sanidad y las promesas de Bargalló se han quedado en papel mojado.