Es lógico que la reparación y actualización de unas instalaciones que datan de hace 60 años, como es el caso de las cocinas de centro sanitario de Vall d'Hebron, se tenga que hacer poco a poco, dado que no pueden interrumpir su servicio. Otra cosa es que su gerente piense que los ciudadanos no van a sospechar de él cuando prohíbe la entrada de móviles a las instalaciones después de que hayan aparecido fotografías de cucarachas. Menos proclamas políticas de apoyo a los consejeros de Salud de la Generalitat y más efectividad en la gestión. Si hay problemas y los trabajadores los denuncian, lo que debe hacer la dirección del centro es solucionarlos, no desmentirlos tratando de enfrentar a unos empleados con otros.