Ernest Maragall, de ERC, independentista, parte como favorito en todas las encuestas para convertirse en alcalde de Barcelona el próximo 26 de mayo. Entre sus promesas está la solución al problema de la vivienda. Ha anunciado una lluvia de 1.000 millones para resolver el asunto. A ver si cumple.
Sin embargo, a Maragall le pierde el enfrentamiento con el constitucionalismo, aunque quiera centrar ahora el debate en otros asuntos. Barcelona es clave para los postulados separatistas. Y mal empieza Maragall si se presenta ante los barceloneses enfrentándose con quienes piensan diferente.
Este lunes respondió de mala gana al bufete Cuatrecasas, que le preguntó si un gobierno independentista, como el que él pretende, sería "más perjudicial" para una ciudad sobre la que ya planea "inseguridad jurídica". "La cuestión que usted plantea, ese posicionamiento, ya tiene un candidato, que es Manuel Valls", ha respondido el candidato, visiblemente enojado. Así, no.