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La gestión por parte de Cementiris de Barcelona del derrumbe de los nichos del cementerio de Montjuïc en septiembre de 2017 no ha podido ser peor. Un informe pericial señala que la forma en la que se recogieron los restos óseos de los 144 cubículos mortuorios afectados impedirá identificarlos correctamente. La descomunal chapuza tiene un responsable último: Jordi Valmaña, director general de la empresa funeraria.