La exvicepresidenta del Gobierno de Mariano Rajoy resistió bien ayer las andanadas de Vox y de los abogados de los acusados por el referéndum del 1-O. Ambos querían poner en evidencia los fallos que cometió el Ejecutivo, que no fueron pocos, en los acontecimientos que llevaron a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. No consiguieron, sin embargo, convertir a la Administración central --lo que el separatismo llama Estado-- en la acusada del proceso.
Sin embargo, el espíritu de opositora superpreparada le traicionó hasta dar algún resbalón frente al mejor preparado y más experto de los letrados, Xavier Melero, que logró ponerla contra las cuerdas en un par de ocasiones.