El presidente del tribunal que juzga a los procesados por el 1-O ha tenido una actuación muy ponderada en los tres primeros días de la vista. Sus criterios parecen, básicamente, prácticos y razonables, como son los que ha aplicado en relación a los lazos amarillos o al idioma "materno" de los acusados.
También es de destacar que hasta el momento se ha mostrado más estricto con el fiscal y con la abogada del Estado que con los defensores y sus clientes. Es cierto que Fidel Cadena utiliza una técnica morosa y algo cansina en los interrogatorios, pero otro tanto podría decirse de la perorata de Junqueras. Da la impresión de que quiere subrayar su ecuanimidad.