El desastre del derrumbe de los nichos del cementerio de Montjuïc ha alcanzado proporciones mayúsculas. 17 meses después del siniestro, y tras casi un millón de euros gastados, la empresa municipal ha sido incapaz de identificar con garantías los restos de los 358 cadáveres, que están mezclados entre sí y con cascotes. Las familias están desoladas. El máximo responsable político de este desaguisado monumental, el concejal Eloi Badia, debería asumir responsabilidades por lo ocurrido.