El consejero de Enseñanza de la Generalitat, Josep Bargalló, ha presentado esta semana un documento sobre el tratamiento de las lenguas en la educación pública catalana. El texto abre la puerta a "incorporar bloques de contenidos curriculares en castellano" en las zonas en las que dicha lengua "no tiene fuerza social y no es la primera lengua de buena parte de los alumnos". Este planteamiento ha sido duramente criticado por el nacionalismo más radical por considerar que supone un ataque al sistema de inmersión lingüística escolar obligatoria exclusivamente en catalán que aplica --ilegalmente-- la Generalitat desde hace décadas.
Pero lo cierto es que el documento no deja margen a la flexibilización del modelo en las zonas mayoritariamente castellanohablantes y tanto Bargalló como el president Torra han dejado muy claro que la inmersión no solo "no se toca" sino que "se mantiene y se consolida". Además, la consejería ha ordenado por escrito en los últimos meses que el uso del catalán sea obligatorio también en el comedor, el patio y las actividades extraescolares.