El vicepresidente primero del Parlament, Josep Costa (JxCat), es uno de los diputados más activos --y polémicos-- en defensa del proceso secesionista impulsado por Carles Puigdemont. También es abogado, profesor de Ciencias Políticas y empresario. Sin embargo, su actuación en este último ámbito deja mucho que desear. Costa es administrador y accionista único de una constructora ibecenca que no presenta sus cuentas ante el Registro Mercantil desde que se fundó hace cinco años. Esta actitud opaca no casa mucho con un parlamentario, un hombre de leyes y, menos aún, con un profesor universitario.