El Ayuntamiento de Barcelona ha incurrido en un desvío presupuestario. Ello preocupa a la oposición, que augura recortes inminentes en las inversiones y quizá otros capítulos para cuadrar las cuentas de 2018 del segundo mayor consistorio español.
La crisis en el dinero público que maneja la corporación es directamente atribuible a Gerardo Pisarello, primer teniente de Alcalde y responsable de las áreas de Economía y Empleo. Ayer martes, el electo echó balones fuera y culpó a Gobierno y Generalitat de Cataluña. No le queda mucho tiempo para concretar si consigue aumentar ingresos o tiene que pasar la tijera.