Después de muchos dimes y diretes, por fin se ha conocido quién es el empresario a priori con más posibilidades de suceder a Miquel Valls al frente de la Cámara de Comercio de Barcelona. Diferentes entidades y agentes económicos de la ciudad parecen apostar por la candidatura de Carles Tusquets, el hombre que lideró Fibanc (hoy Mediolanum) y que, más allá de su paso por el consejo de administración de la fallida Spanair, no se le conocen grandes errores de gestión o estrategia empresarial. Es Tusquets, por tanto, un candidato que puede asumir un cierto consenso en unas elecciones que se prevén atípicas por el interés previo que han suscitado.
A su favor juega con los contrincantes que, de momento, han expresado su interés en presentarse. Por un lado un amortizado Enric Crous (Cacaolat), que representará los intereses del independentismo político, y por otro un histórico Ramón Masiá, un abogado que intenta asaltar la institución empresarial con planes de negocio como los que mantuvo en los años en los que su tío Antoni Negre estuvo al frente. En ambos casos, el empresario muestra escaso interés real, y a Tusquets le beneficia que prefieran definirse por oposición a los dos principales candidatos que por composición con su candidatura.