El consejero de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, ha logrado que, por agotamiento, Ferran López renuncie al cargo de jefe de los Mossos d'Esquadra, que ocupó en sustitución del mayor Josep Lluís Trapero, cesado por el 155 y procesado por su supuesta pasividad en el control policial del referéndum del 1-O.
López sabía que no contaba con la confianza de la nueva cúpula de Interior por haberse mantenido al frente de la policía autonómica durante la intervención del Estado, a pesar de que era necesario mantener un servicio tan esencial como es la seguridad pública. Buch ni confirmaba ni desmentía la destitución de López, lo dejaba caer. Harto, el policía abandona.