De la misma manera que el presidente del Gobierno español hace sus primeros viajes al exterior a Francia y Marruecos en demostración de deferencia a los países vecinos, el flamante conseller de Acción Exterior de la Generalitat de Cataluña se ha estrenado en el cargo con un desplazamiento a Bruselas. Allí ha visitado la embajada catalana en la capital comunitaria, la única que se mantuvo abierta durante la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Allí se ha reunido con antiguos consejeros exiliados.
Ernest Maragall ha anunciado también la reapertura de otras delagaciones, así como la inauguración de nuevas misiones en el ámbito del Mediterráneo. Es la política de los símbolos y la gesticulación para mantener el imaginario con el que los políticos independentistas han jugado al póker y de farol.